Espero junto a la Estación del Norte de Valencia a dos personas que viajarán conmigo a Madrid. Miro al cielo y allí están. Son sólo 2 pero son ... mis primeros vencejos del año.
2 de abril. Entrada la tarde.
Vuelvo de Madrid parando a "pajarear" en algunas lagunas. La última parada: Pétrola. Poco tiempo tengo, pasan de las 17,00 y a las 20,00 he de estar en casa en Valencia. Camino del observatorio, y a pesar del viento que sopla, un siseo reconocible a mi espalada me hace girar la cabeza. No me he equivocado. Sobre mi un vencejo pálido (Apus pallidus).
Pero no viaja solo. Veo al menos dos más junto a él. Me detengo a contarlos 3, 4, ... 7, ... al final he contado 9! Pero es posible que haya más porque el frente a abarcar es amplio.
10 de abril. 8,00 h.
Ahora sí. Ya están aquí para quedarse llenando las calles de Valencia los vencejos comunes (Apus apus). Pero no como los coches que ocupan el asfalto saturando el espacio; si no casi etéreos. Fugaces guadañas surcando el aire. Estridentes trazos sobre el cielo de la ciudad.
12 de abril. 17,40 h.
Carruseles de vencejos sobre los jardines de la Biblioteca del Hospital en el mismo centro de la ciudad.
Gritos que me hacen elevar la vista al cielo, y escuadrillas de aves evolucionando sobre las calles, dueñas absolutas del espacio aéreo de la ciudad de Valencia.
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| Author: Tomasz Kuran aka Meteor2017 |
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