11 de abril de 2011

Fin de semana en Alborache

Este sábado tuve la oportunidad de hacer un pequeño recorrido por el entorno del Albergue ACTIO  observando aves. No madrugué mucho, debo confesarlo, pero aún así la jornada comenzaba bien pues en el camino de ida ya pude observar un Ratonero común (Buteo buteo) junto a la carretera a la altura de Godelleta.
El recorrido partía del albergue y en sus alrededores ya se advertía que la primavera estaba en todo su apogeo por el contínuo ir y venir de los gorriones comúnes (Passer domesticus) entre los huecos de edificio, y los incesantes cantos de verdecillos (Serinus serinus), jilgueros (Carduelis carduelis) y verderones (Carduelis chloris) entre los árboles.
Los carboneros comunes (Parus major) , las currucas cabecinegras (Sylvia melanocephala) y una lejana Cogujada montesina (Galerida theklae) se unieron a la algarabía de sonidos que llenaban la mañana.
Ya camino del Charco Azul, el pequeño Buitrón (Cisticola juncidis)  hizo oir su monótono canto en vuelo mientras una pareja de tarabillas comunes (Saxicola torquata) me observaba desde las ramas secas de un matorral afectado por el incendio de hace 3 veranos junto al Barranco del Conde.
Pero en este punto, antes de iniciar el descenso pude observar ... ¡el primer Alcaudón común (Lanius senator) del año! Justo en los mismos posaderos donde suelen observarse cada verano.


 (Foto: Virgilio Beltrán)

Ya en el Charco Azul el espectáculo lo dieron una pareja de chochines (Troglodytes  troglodytes) con su demostración de celo primaveral. El macho proclamaba su territorio desde una rama con su vigoroso y característico canto y posteriormente realizando persecuciones de la hembra entre las ramas de la vegetación de los alrededores del manantial.
Ya metido en el curso del río Buñol, el Ruiseñor bastardo (Cethia cethia) y los mirlos comunes (Turdus merula) se unieron a los fringílidos y a los carboneros comunes que también se oían aquí, para aumentar la lista de especies observadas. Pero mi sorpresa fue escuchar entre los cañaverales que rodean las ruinas del Molino Guarro  el inconfundible canto del Carrizero tordal (Acrocephalus arundinaceus) que llegó a hacerme dudar puesto que jamás lo había escuchado en la zona.
Siguiendo el curso del río, en su zona más escarpada con taludes perpendiculares de más de 10 m. pude observar un macho de Roquero solitario (Monticola solitarius) con su impresionante plumaje nupcial azulado. Más adelante pude ver una pareja de la misma especie y apreciar la enorme diferencia de coloración entre macho y hembra.
Abandonado el lecho del río continué camino por huertos y campos cultivados de los alrededores del pueblo donde la lista de especies se fue ampliando con golondrinas (Hirundo rsutica) y aviones comunes (Delichon urbica),  un Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) y, por fin, ... los primeros abejarucos (Merops apiaster) de la temporada volando muy alto y emitiendo sus inconfundibles llamadas.
La hora de comer llegó cuando me encontraba en un bosquecillo de pinos junto a la Fuente del Rincón, pero la banda sonora de cantos de fringílidos y páridos no se detenía a pesar del calor.
Pude escuchar un Agateador común (Certhia brachydactyla) y ver una pareja de inquietos mitos (Aegithalus caudatus)  mientras comía y un poco más tarde también el canto de una perdiz común (Alectoris rufa). 
Pero lo que me resultó más curioso fue escuchar varias veces la característica "voz" de una gallineta (Gallinula chloropus) que seguramente aprovechaba la balsa de riego junto a la fuente y las acequias que de ella partían para establecer sus dominios a pesar del escaso volumen de agua.
Ya de regreso la lista se amplio con otras cuatro "primeras observaciones" para este año:
- el Torcecuello (Jynx torquilla) del cual escuche al menos 2 ejemplares  
- la Golondrina daurica (Hirundo daurica) con 3 ejemplares 
- un Ruiseñor común (Luscinia megarynchos) 
- una Abubilla (Upupa epopos)
Los "humanizados" estorninos negros (Sturnus unicolor) y alguna Tórtola turca (Streptopelia decaocto) se añadierona a la lista cuando, ya de vuelta, atravesé el pueblo.
La última sorpresa la deparó un precioso Pito real (Picus viridis) que se levantó del suelo apenas a 20 m. delante de mi iniciando una rapidísima huida hacia los sotos del río cuando ya me encontraba próximo al albergue.
Un total de 30 especies diferentes a pesar de no haber madrugado y de haber tenido una jornada muy calurosa!!





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